¿Qué puede hacer un músico para disfrutar tocando en público?

Recuerdo cuando comencé a estudiar música que nadie me dijo que eso implicaba una temida obligación: dar conciertos. También recuerdo cómo, más chula que un ocho, le dije a mi profesora que eso de los conciertos no iba conmigo y que yo no iba a dar ninguno.

Como imagináis no me hizo ningún caso y desde ese momento me hice habitual en todas las audiciones posibles: si necesitaban una flauta para tocar en los conciertos de música moderna, ahí estaba yo, si algún alumno de piano preparaba un obra para acompañar, me la asignaban directamente…

En su momento lo pasé fatal y odié a mi profesora por hacerme sufrir de esa manera, pero después de todos estos años, agradezco que fuera así de «cruel» conmigo.

Por eso, en el artículo de hoy te quiero contar cómo pasé de ver los conciertos o audiciones como una situación negativa, a disfrutar de ellos plenamente y por qué deberías aprovechar cualquier situación para tocar ante un público.

No es un proceso fácil, a mi me llevó años conseguirlo, pero se acaba logrando con esfuerzo y determinación. Eso no quiere decir que ya no me ponga nerviosa, ojo. Sin embargo, la tensión no me puede y me permite ver que, hasta en esas situaciones, puedo hacer cosas muy dignas sobre un escenario.

¿Por qué me pongo yo nervioso?

Yo no recuerdo en qué momento exacto empecé a ver las actuaciones en público como algo negativo, puesto que pasé de cantar «Un rayo de Sol» a lo Marlène Mourreau delante de todo un colegio (sí, con pronunciación a la francesa y todo) a llenarme la boca de calenturas cuando tenía que tocar una sencilla obra delante de 5 compañeros de flauta. Imaginaos la situación, además de los nervios y temblores, era imposible sacar un sonido decente con los labios de aquella manera…

nervios elena
Yo cuando me decían que tenía que tocar en público

Pero oye, sobreviví.

Al igual que sobreviví la vez que me comí el fa# o cuando toqué el movimiento que no era ( y que por cierto, empezaba con un fuerte Sol agudo :(… En su momento me sentí fatal, ahora hasta me río. Porque seamos sinceros, errores gordos hemos cometido todos y esa misma noche nos hemos ido a la cama como el resto de días.

Una de las mejores formas de prepararse para una próxima audición es la visualización del momento de actuación en sí pero yo te ofrezco una alternativa que a mi me ha servido mucho y que puedes aplicar también.

Consejo para afrontar mejor tu próxima audición nº 1: Piensa con detalles qué vas a hacer después del concierto.

Puede ser desde cenar pollo al chilindrón hasta ir a pasear al perro con unas deportivas rojas y naranjas.

Lo que se logra con esto es ver la audición no como un fin, sino como una actividad que concluye y tras la que puedes seguir haciendo tu vida con normalidad, sea cual sea el resultado de tu interpretación.

¿Me va la vida en ello?

Para el segundo consejo del día voy a tenerme que  poner un poco dura, perdónenme ustedes. Allá voy:

No eres especial. No al menos por el hecho de ser músico.

Me explico: ser músico no te convierte en un ser superior, ni a ti ni al solista número 1 de tu instrumento.En este mundo tenemos médicos, pintores, camareros… cada trabajo tiene sus peculiaridades y aunque el nuestro es el más bonito del mundo ( al menos para mi lo es), no nos va la vida en ello. Unos cortan el pelo, otros tocamos. Por tanto, tu integridad como persona y tu valor no depende de tu profesión, ni del tamaño de tus éxitos y tampoco de tus fracasos.

Consejo nº 2 : Aprende a separar el yo-músico (el que se sube al escenario) del yo-persona (que tiene muchas cualidades y que dedica unas horas al día a su trabajo en el mundo de la música) para poder disfrutar plenamente de tus dos facetas y saber desconectar cada una de ellas cuando sea necesario.

¿Qué pasa si me equivoco?

Pues nada, qué va a pasar más allá de vivir un mal trago…

En este último apartado, me gustaría hablarte del miedo al error que muchos tenemos o hemos tenido. Esto no siempre es culpa nuestra, y es que desde pequeño nos hacen repetir una y otra vez un pasaje porque fallamos notas, pero se descuidan otros aspectos como pueda ser la expresividad. Así, te encuentras con muchos músicos que creen haber hecho un ridículo tremendo por haber fallado 5 notas en un pasaje de 50 y no se dan cuenta que las 45 notas restantes han podido ser maravillosas, afinadas, con un sonido grande y bonito y sobre todo, tocadas con pasión.

Seguro que has visto alguna vez esta cita de Beethoven:

Beethoven cita- elena muerza
Si lo dice Beethoven, habrá que hacerle caso ¿no?

Cada uno de nosotros tenemos grabado a fuego en la memoria una actuación que no fue como esperábamos pero si, pasado un tiempo, preguntamos a alguno de los asistentes al concierto por nuestra interpretación, pocos (por no decir casi ninguno) será capaz de recordar en qué fallaste. ¿Por qué tenerle miedo entonces a cometer errores si luego nadie, salvo tú, se va a acordar?

Siempre lo he dicho: los errores son oportunidades de aprendizaje que nos enseñan rápidamente y quizás no de una forma agradable. Sin embargo, son una de las herramientas que más te servirán en tu formación si se ven como algo positivo y sobre todo, natural porque «el que toca, es equivoca».

Consejo número 3: Permítete fallar, aprende de cada uno de los errores que cometas y sobre todo, no dejes de tocar con pasión por dar más notas en su sitio. La cuestión es la calidad y no la cantidad.

Como ves, todos nos ponemos nerviosos, fallamos y nos exigimos mucho o muchísimo. Es algo natural, siempre y cuando nos permita desarrollar nuestra actividad musical con cierta normalidad.   No olvides que hasta los nervios pueden convertirse en un gran aliado, dándote una dosis de energía y atención extra sobre el escenario y que la mejor manera de acostumbrarse a estas situaciones es viviéndolas el mayor número de veces posible.

Hasta aquí el artículo de hoy en el que te he contado cómo ir mejorando tus sensaciones respecto a los conciertos y cómo conseguir, poco a poco, que se convierta en una experiencia positiva con 3 sencillos consejos. ¿Cuál te ha parecido más interesante? Cuéntame qué otros trucos tienes tú para subir al escenario a darlo todo en un comentario, seguro que tus ideas nos sirven a los demás.

¡Hasta el próximo artículo! Te espero en las redes sociales: Twitter, Facebook e Instagram

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17 respuestas

  1. Hola Elena, gracias por el artículo. Me gusta, es cierto todo lo que dices. Sobre el tema de visualizar lo que harás después es interesante. Yo añadiría otra idea. Salir al escenario como si fuese la primera vez, con respeto, a darlo todo pero con la mayor humildad posible.

    1. ¡Hola Maite! Muchas gracias por tu comentario.
      Aunque entiendo lo que quieres decir sobre el respeto al escenario, yo soy más de tratarlo de tú a tú. Al fin y al cabo, es una parte más del trabajo del músico. Sin embargo, sí me gusta descubrir a mi público como si fuera la primera vez, que para algo muchos le llaman «el respetable».

  2. Hola Elena. Recomendé tu blog a mis alumnos en su día, y hoy he llegado a tu artículo vía ellos.

    Uno de los GRANDES errores de nuestra sociedad es enseñar a los niños que han de tener miedo, vergüenza o frustración por cosas que son enormes chorradas y que les generan taras que llevarán consigo el resto de sus vidas.

    «¿No estás nervioso?», «No te pongas nervioso, eh», «Si fallas no pasa nada». Para una cabecita inocente, tocar delante de gente tiene que ser igual que caminar por la calle o jugar al fútbol. Sin embargo con este tipo de frases los nanos dicen OJO, algo pasa. Aquí hay gato encerrado. ¿Por qué me pregunta si estoy nervioso? ¿Tanto me van a juzgar? ¿Y si lo hago mal? Ya tenemos al crío sugestionado para toda su carrera musical.

    Con los mayores hago un poco lo que hizo tu profe contigo. Y que me odien si quieren. Con los pequeños trato las audiciones como algo MOLÓN. «Eh qué guay que te vean tocando eeh! Eso mola, yo me lo paso muy bien». La pregunta no es «¿te has puesto nervioso?» sino «¿te lo has pasado bien tocando? ¿A que sí?».

    A parte de mentalizarse de todas las cosas que con mucha razón apuntas, la exposición al «peligro» también es necesaria. Por eso tu profe hizo muy bien en ponerte delante de gente cada dos por tres.

    Gracias por compartir con nosotros tus reflexiones. Un saludo!

    1. ¡Totalmente de acuerdo! Yo siempre les digo que tocar en público es mi parte favorita y que es muy divertido compartir nuestra música. Cuando acaban de tocar lo primero que les digo siempre es «¿a que los ha pasado bien tocando? ¡Todos esos aplausos eran para ti!». Las audiciones son para disfrutar, ellos ya saben en qué han fallado y por eso siempre les digo que muy bien y les dejo que perciban la situación de forma positiva. Ya revisaremos qué mejorar en la clase siguiente, nada más acabar de tocar no es el momento…

      ¡Gracias por tu comentario!

  3. Hola,,,sigo tocando y dando clases a niños pequeños,,,también lo pasé mal y a veces lo sigo pasando,,,yo al contrario a mis alumnos/as no les hago pasar por ahí,,,sin necesidad,ya se que un músico tarde o temprano tiene que hacerlo,impone muchísimo ponerte delante de no se cuantas perdonar,,dar tus notas y encima disfrutar y hacer disfrutar a los que nos escuchan,pienso que es cuestión de tiempo,,de escuchar y ver muchos conciertos y preparar al alumno/a para ése momento,,,que debe de ser libre no impuesto,,,la madurez es muy importante,,,pienso que hay que darle tiempo y asistir cómo he dicho anteriormente a conciertos con ellos y observar

    1. Asistir a conciertos es fundamental, pero sigo pensando que si se transmite con naturalidad la parte positiva de tocar en público, las ventajas de empezar cuanto antes a hacerlo son numerosas. Los niños pequeños no suelen tener nuestra concepción de la vergüenza y si les animamos a tocar delante de otras personas, lo harán sin plantearse si se ponen nerviosos o van a fallar ¿por qué hacerles esperar para pasar por algo que en sí mismo no es malo?

      ¡Gracias por comentar!

  4. Ha sido una grata sorpresa encontrar tu blog. Referente a esta entrada de tema recurrente en los artistas, comparto mi experiencia, truco o recurso. A mí me ayuda mucho entrar y salir del escenario mostrando siempre una sonrisa. Me da seguridad y creo transmitir buenas sensaciones al público. Un saludo cordial.

  5. Me ha encantado tu post, creo que vivimos en un trabajo de auto exigencias y de juicio por parte de otros compañeros o público en general y hay aspectos mentales que tenemos que controlar.

    Me ha gustado mucho el punto de visualizar lo que vas a hacer después del concierto o de tocar, para así no bloquear la cabeza, y me gustaría aportar un pensamiento propio y que a mi me funciona: si ponemos a 300 instrumentistas tocando la misma pieza es seguro que no siempre sonara igual, cada uno tiene cosas q aportar y una manera de interpretar la música, así que aunque hayas músicos con una técnica, con una velocidad o una capacidad superior a la tuya, tu siempre tienes algo que contar distinto a ellos con tu instrumento y así vivirás una carrera de crecimiento musical TOMANDO COMO REFERENCIA TU NIVEL O CAPACIDAD EN EL CONCIERTO ANTERIOR.

    UN BESO Y GRACIAS

  6. Hola, Elena. Yo achaco los nervios a tocar en público a la falta de práctica, porque en mis seis años de estudiar piano (estoy hablando de hace 40 años) sólo participé en un concierto de alumnos. Por eso ahora que he retomado el piano cada vez que alguien me visita le siento en mi salón y le doy un concierto (me anima mucho que luego sigan visitándome).
    Creo que es importante hacer ver al artista nervioso que tocar en público nos hace disfrutar de la música de una manera diferente: no es lo mismo tocar a solas que compartir nuestro arte de interpretar música con otros, aunque la interpretación no sea tan correcta. Y creo que de verdad merece la pena el esfuerzo que supone sufrir esos nervios.

  7. Yo toco la flauta travesera de modo completamente aficionado y me lo paso bomba tocando sobre los karaokes o discos directamente. Ahora bien, soy profesor de Física y Mate en un colegio de Secundaria y cuando he tenido que tocar en el festival de Navidad o fin de curso, he tenido la oportunidad de experimentar las sensaciones de una mujer embarazada: sudores fríos y calientes, náuseas, incontinencias fisiológicas, pérdidas de resuello… Ja ja ja. Aún así, no cedo y siempre lo intento una y otra vez. Pienso que llegará el día en que me acostumbre. Acaso sea como el primer beso… Je je.
    Parece muy buena idea eso de pensar en lo que se va a hacer después. Muchas gracias por la ayuda. Un saludo.

  8. Hola Elena!

    Muy interesante el artículo. En mi caso, no creo que hayamos inculcado nervios a la hora de salir al escenario, ni de dar a entender que es importante, o de que han de tocar bien, o cosas así. Puede que en parte sí. Según mi experiencia, mis alumnos consideran la música algo íntimo, que suelen compartir con quien ellos quieren, consigo mismos o conmigo. Hacerlo en público para algunos es como desnudarse.

    Supongo que es normal, la música es un lenguaje emocional. Las emociones suelen compartirse con quien cada uno quiere. Pero esto solo es una faceta más de tocar en público.

    He realizado alguna que otra audición. Dejé libertad para que cada uno eligiera subir al escenario o no. Todos lo hicieron. Tampoco me hizo falta preguntarles si lo habían disfrutado 😉

    Un saludo

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