Cuando tocar demasiado se vuelve en tu contra

Decía Aristóteles que la virtud está en el término medio, en ese punto a igual distancia de los dos extremos: exceso y falta. Aplicado a la música, ya te hablé en el artículo «¿Por qué ya no tengo ganas de tocar?» de cuando nuestra balanza se inclina hacia el lado de la falta, en este caso, falta de ganas o motivación. Por eso, esta vez te quiero contar qué ocurre en el caso contrario, cuando tocamos tanto que se convierte en algo contraproducente para nuestra salud física y mental.

Aún recuerdo cómo, dos días antes de mi prueba de acceso al Grado Superior en Bélgica, me encontraba repitiendo una y otra vez, de forma casi enfermiza, un mismo pasaje de una de las obras que presentaba ( sí, yo también tuve una época en la que creía  que repetir y repetir era estudiar bien… ¡No me lo tengas en cuenta! :D), y abrió la puerta de la cabina el que sería posteriormente mi profesor para decirme: «ya has llegado al punto en el que estudiar te perjudica, guarda la flauta en su estuche y vete a dar una vuelta…pero sobre todo, mañana no hagas más que notas largas y escalas lentamente».

¿Cómooooo?

En aquel entonces, casi hasta me sentí ofendida, pero lo cierto es que llegó un momento en el que parecía que la obra cada vez me salía peor debido al sobreesfuerzo que hacían mis dedos y mi cerebro. ¿Te suena de lo que hablo?

En el ámbito deportivo se suele llamar sobreentrenamiento, y aunque parece más común entre los deportistas, me he encontrado con músicos que sufren este síndrome sin ni siquiera ser conscientes de ello.

Hay que entender que estudiar mucho no es lo que produce el sobreentrenamiento, es la falta de descanso o desconexión su verdadero origen. Por tanto, los síntomas no aparecen porque un día, de repente, estudie más horas de lo habitual y dependen también de las características de cada persona.

Nuestro cuerpo suele enviarnos señales de que nos estamos pasando de estudio, apareciendo tensiones musculares, agarrotamiento en los dedos, brazos o espalda, sensación de agotamiento y trastornos del sueño. Sin embargo, nuestra mente nos manda también sus señales y no siempre las relacionamos con el exceso de practicar. 

Entre los síntomas podemos encontrar la falta de concentración, la ausencia de motivación o la irritabilidad.

Ponte en situación: Llevas X horas tocando, sólo has visto un par de obras y en la segunda de ellas hay un pasaje que parece imposible porque, por mucho que lo repitas, cada vez te sale peor. Como te falta la concentración y lo estás repitiendo por enésima vez, llegan a tu cabeza muchos pensamientos que dejas entrar y por lo general, no suelen ser comentarios hacia ti mismo demasiado amables. Ya lo has tocado tantas veces que no sabes ni qué es lo que querías mejorar, sólo que antes te salía mejor. Te cabreas, y cuanto más lo haces y más negativo te vuelves, peor se pone la situación. ¿No será ese el mejor momento para guardar el instrumento e ir a dar un paseo o ir al cine?

Parece obvio, pero no todo el mundo es capaz de dejar su instrumento a un lado y ponerse a otra cosa, es como si estuvieran enganchados a la música.

Se han convertido en músicos adictos que sufren y se sienten culpables si están un día sin tocar o son incapaces de disfrutar de momentos de ocio con familia o amigos porque deberían aprovechar ese tiempo para estudiar. El psicólogo Guillermo Dalia lo llama «musicorexia» y son muchos los que padecen esta dependencia.

Confieso que yo fui una músico adicta, aunque mi grado de enganche no era alarmante (o eso creo). Ahora puedo decir que estoy completamente curada y puedo irme una semana a la playa sin flauta, y disfrutar plenamente con cero remordimientos.

Consejos para evitar que estudiar se convierta en nuestro enemigo

– Programa en tus sesiones de estudio pausas cortas pero frecuentes.

– Permítete tener un día de reposo total y otros en los que tus sesiones de estudio sean más relajadas.

– Fija unos objetivos para cada sesión de estudio que sean alcanzables y realistas.

– No hagas siempre lo mismo en el mismo orden, varía tus rutinas y prueba ejercicios u obras nuevas.

– Guarda tu instrumento cuando notes que tu cuerpo o mente empiezan a mandar señales negativas.

– Mantén un horario de sueño estable.

Como ves hay una distancia muy corta entre estudiar bien y en su justa medida y estudiar hasta que se vuelva en tu contra, por eso espero que este artículo os haya servido para valorar en qué punto os encontráis y saber revertir la situación para que tus ratos con el instrumento sean exclusivamente de disfrute.

¿Sabías que la música podía ser tan adictiva? Si eres de esos músicos que han sufrido musicorexia, cuéntanos tu experiencia en un comentario. Seguro que tu caso nos sirve a muchos para ver que no estamos solos 😉

¡Hasta el próximo artículo! Te espero en las redes sociales: Twitter, Facebook e Instagram

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17 respuestas

  1. Totalmente, mira estoy preparando una prueba de ingreso y paso todo el tiempo practicando ritmo, últimamente he notado que no avanzo sino q me tranco y parece q jamas lo haya practicado antes. Realmente ahora que leí esto confirme lo q estaba pensando XD gracias por el articulo me sirvió mucho!

  2. Artículo muy interesante! Yo también soy de las que he tenido que aprender a descansar del instrumento para poder seguir avanzando sin desmotivarme. Muy muy importante! Así las sesiones cortas son mucho más productivas! Gracias

  3. Es muy cierto lo que dices, tuve una época donde estudiaba entre 8 a 10 horas diarias y muchas veces repetía ejercicios sin tener resultados positivos. La mejor forma para que me salgan las obras que son complejas para mi es estudiarlas despacio y por poco tiempo cada día, así veo mejores resultados.

    1. Hola Carlos,

      Efectivamente, estudiar despacio es una de las claves para mejorar y la otra, aprovechar mejor nuestro tiempo con pausas más frecuentes.

      Un saludo, y gracias por tu comentario!

  4. Al parecer tengo este problema. No puedo dejar de tocar ningún día sin sentirme culpable y flojo por hacerlo. El tema para mi es que tengo una edad que se considera tardía para tocar el violín(tengo 21 años y empece hace 4 años) entre a un conservatorio y sentía que si no estudiaba perdería la gran oportunidad de ser un gran instrumentista. Quizás muchos dirán que ya no puedo pretender ser un violinista realmente bueno por el tiempo que llevo y la edad que tengo y es por eso que no puedo dejar de tocar. Es como si luchara contra el tiempo, y aunque eso es muy desagradable e irritante, siento que debo hacerlo para llenar mis expectativas. ojala escribieras un articulo sobre el tema de la edad y los años que se lleva tocando.

    1. Hola fabian. Te respondo porque tengo 25 años y estoy en tercero de superior. Aunque llevo tocando el piano desde los 8 años no me decidí a dedicarme a ello hasta que cumplí 19. Y sentí la misma sensación que tú, y tanto profesores como mis compañeros del conser me lo recordaban y tenían en cuenta. Incluso cuando entre en el superior y tenia 22 junto a chicos de 17 18 me sentía inútil y que había desperdiciado mi tiempo y sufrí un grave problema de salud por ello. Mi consejo: sigue estudiando pero mantente fuerte a ti mismo porque el importante eres tu. Cabeza fría y corazón valiente. Si es lo que quieres y lo que sabes que has de hacer, mantente firme y decidido. No se trata de ser un buen instrumentista, se trata de hacer música y de ser mejor persona con ella. Yo he aprendido esto después de muchos palos y muchas ralladas. Soy el primero que se pega seis horas de estudio pero lo que ocurre en el conser queda en el conser y en casa y fuera de la cabina de estudio vuelvo a ser yo. Ánimo, mucho ánimo y mucha música.

  5. Animo a todos los jóvenes que por no haber comenzado de pequeños sentís que el objetivo es casi imposible. Yo con casi 48, y habiendo estudiado sólo un año cuando tenía 15, recomienzo mis estudios con el objetivo de hacer música. Soy consciente que tocar con buen sonido y técnica llevará su tiempo, pero lo importante no es la meta, sino disfrutar del camino.
    Calma y tranquilidad…
    Saludos…

  6. Me gustó el artículo, pienso, como músico profesional hace más de 25 años, que lo importante no es proyectarse a ser el mejor, sino disfrutar de la música. Tener tiempos de descanso, le dará oxígeno a tu cerebro y no te permitirá caer en la rutina, la cual, es perjudicial para todos. Hacer música es lo importante y no debe hacerse para competir. Si corres, tienes el riesgo a tropezar y desmotivarte.

    1. Efectivamente, no se nos puede olvidar que la música está para disfrutarla y compartirla.
      Eso sí, desconectando de vez en cuando para disfrutar también de otras cosas.
      ¡Muchas gracias por tu comentario!

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