Por qué el número de horas que practicas no es tan importante

Seguramente en algún momento de tu carrera musical tú también te has preguntado cuántas horas deberías tocar al día. Y lo más probable es que no puedas contestar con exactitud.

Saber el número ideal de horas de práctica es difícil cuando has escuchado tantas opiniones diferentes de otros músicos: unos estudiando 3 horas al día consiguen grandes resultados. Y otros, en ese mismo tiempo sienten que no han hecho más que empezar la sesión.

¿Realmente necesitamos practicar un número concreto de horas?

La respuesta es que, probablemente, no. Y tiene una explicación:

Cuando comienzas a estudiar un instrumento (generalmente a temprana edad) tu profesor te indica qué piezas y ejercicios tienes que preparar para la siguiente clase. Dado que estás estrenándote en el mundo de la práctica instrumental, organizar tu sesión de estudio en función de algo que no sea el tiempo o las repeticiones la haría realmente compleja.

Por eso te indican cuánto tiempo deberías dedicar a la preparación diaria. Porque es sencillo de medir y hasta un niño puede contabilizar cuántas horas pasa tocando.

El problema surge cuando seguimos estudiando así a niveles de exigencia más altos. Y te sorprendería saber la cantidad de músicos que basan la calidad de sus sesiones en función del tiempo invertido.

Una sesión típica de estudio

Tengo que confesarte que, durante muchos años, yo también creí que organizar una sesión de estudio era dividir el tiempo entre los diferentes aspectos a trabajar. Si miras los cuadernos de mis años de estudiante, puedes encontrar sesiones planificadas más o menos así:

  • Sonido: 10 min.
  • Técnica: 30 min.
  • Articulación: 30 min.
  • Escalas y arpegios: 15 min.
  • Estudios: 30 min.
  • Repertorio: 45 min.
  • Pasajes orquestales: 20 min.

Lo más seguro es que este tipo de estructuración te resulte familiar. Es la más extendida entre los músicos, sea cual sea el instrumento, aunque con ligeras variaciones.

Puede que necesites hacer adaptaciones si el planning ha sido elaborado por otra persona para adaptarlo a tus necesidades. Puede también que tengas que dedicar más tiempo del previsto a una sección. Y lo cierto, es que suele ocurrir eso. Puede incluso que las sesiones casi doblen su duración si se acerca una fecha importante.

Además, si eres como yo solía ser, las pausas ni se tenían en cuenta. Se para el estudio para cumplir con otras obligaciones o cuando ya no puedes más.

Existe la idea generalizada de que si estudias más horas, tocarás mejor.

Si has oído hablar de la famosa teoría de las 10.000 horas de Anders Ericsson sabrás que ese es el tiempo de práctica que necesita cualquier persona para convertirse en experto. En cualquier ámbito, no sólo la música.

Según este psicólogo sueco, si estudias ese número de horas podrás llegar a tocar a tu máximo nivel. Es decir, es cuestión de tiempo y esfuerzo que alcances la maestría, no de talento.

Sin embargo, numerosos estudios posteriores han indicado que muchos músicos no han alcanzado su máximo nivel a pesar de practicar más de 10.000 horas y que otros, con muchas menos, han conseguido mejores resultados.

Por tanto, no es el tiempo que pasas tocando lo que determina si llegas a tu máximo nivel.

Para lograr mejores resultados necesitas tener las cosas claras

A estas alturas te preguntarás, entonces, cómo puedes organizar mejor tus sesiones de práctica para que sean efectivas. La clave está en planificarlas por objetivos.

Objetivos realmente específicos. Es decir, no establecer que hoy vas a tocar el 1er movimiento del concierto nº 2 de Mozart, sino que vas a trabajar la subida del primer compás, los trinos de B o la articulación de F.

Si es una obra que empiezas a tocar por primera vez, establece un objetivo claro único. No pretendas que las notas, ritmo, sonido, matices o expresión salga a la primera y todo a la vez.

Antes fijaba mis objetivos usando la técnica SMART (ya te hablé de ella en un artículo anterior), pero desde que descubrí que personalmente me funciona mejor otra forma, no he dejado de aplicarla.

Sólo tienes que contestar a tres sencillas preguntas ( he comprobado que si se anota por escrito aporta todavía más claridad):

¿Qué necesito mejorar, aprender o cambiar?

¿Qué necesito para lograrlo?

¿Cómo voy a medir el progreso?

Así de fácil es lograr que tu sesión de estudio tenga una finalidad clara, más que repetir una y otra vez la misma obra o pasaje hasta que salga. Además, verás que enfocándote en un aspecto en particular se reduce el tiempo que necesitas para dominarlo.

Ya no importa cuánto estudies, sino cómo lo hagas.

Es tu turno

Recuerda: aprovechar al máximo tu tiempo de estudio no es invertir horas porque sí. Tocar un instrumento es algo más que dominar el mecanismo que hace que suene, ya hay robots que “saben” tocar.

Por eso es hora de practicar con un motivo. Haz que el tiempo que inviertes tocando sea útil y te permita lograr avances.

Y tú ¿crees que el número de horas de práctica influye en cómo tocas? ¿cuál es tu principal obstáculo a la hora de estudiar? Estoy deseando leer lo que piensas sobre este tema.

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