Pensando como músico: ni sí ni no, ni blanco ni negro

Tenía pensado publicar esta semana otro artículo dedicado a las técnicas de estudio, dentro de la serie de artículos de esa temática que empecé. Sin embargo, me he encontrado con compañeros y conmigo misma (incluso después de muchos años) siendo víctimas de un tipo de pensamiento, por desgracia habitual, en el mundo de los músicos: el todo o nada, blanco o negro, bien o mal.

¿Te imaginas pudiendo tocar sólo ppp o fff, sin ningún tipo de matiz intermedio? Pues eso mismo es lo que ocurre en muchas ocasiones con nuestra forma de pensar, nos basamos en extremos para evaluar cualidades o situaciones: el concierto ha sido genial o un desastre, mi compañero toca bien o mal. Este tipo de pensamiento se denomina pensamiento dicotómico y afecta notablemente a nuestra salud emocional y a la forma de percibir la realidad que tenemos.

De algún modo todos distorsionamos la realidad, pero cuando se hace de forma rígida y polarizada surge el problema:

«Me ha salido fatal la audición. Fallé el único pasaje que tenía con doble picado. No sé para qué lo intento, si yo no sé hacer eso».

«¡Buah, qué mal toca Fulanito! ¿Cómo puede fallar ese trino si está chupado? Se lo voy a tocar yo para que vea lo fácil que es y que si no le sale es porque toca fatal».

¿Os suenan estas situaciones?

Sí, quizás has fallado ese pasaje de doble picado que tanto te imponía. Pero no eres menos músico ni peor por eso. Ya te lo digo yo, NO LO ERES. Tu sonido en el resto de la obra ha sido formidable y por fin has hecho un fraseo con dirección y sentido musical. ¿Eso no lo tienes en cuenta?

La inseguridad y la baja autoestima contribuyen a que pensamos de esta forma, nos limitan y tendemos a creer que no haber podido hacer algo en concreto en un momento dado (el doble picado en esa audición), nos convierte en incapaces de hacerlo en general. Nos ponemos obstáculos mentales a nosotros mismos, que se hacen más fuertes con este pensamiento dicotómico.

Por otra parte, los celos nos llevan a emplear estos términos de bien o mal más allá de lo saludable. Sabemos que en el mundo de la música hay mucha competitividad, pero descalificar a los demás no te convierte a ti en mejor músico. Según el ejemplo anterior, Fulanito toca mal porque falla algo que tú sí sabes hacer, o no sabes, pero crees que poniéndole verde a sus espaldas te hará mejor. No conoces las circunstancias personales de Fulanito ni las razones por las que se equivoca, pero si relacionamos el ejemplo primero con este segundo, puedes ver que esos errores no le convierten en bueno o malo, ni en mejor o peor que tú.

Nuestro pensamiento tiene una gama amplia de matices, no te limites a usar sólo los extremos.

Para terminar os dejo con un verbo que a muchos les cuesta conjugar y que no es tan negativo como lo pintan.

EQUIVOCARSE- Elena Muerza

¡Hasta el próximo artículo! Te espero en las redes sociales: Twitter y Facebook.

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5 respuestas

  1. Tienes toda la razón. Ese flujo de pensamientos negativos no pueden traer nada bueno, siempre hay que ver el lado bueno de las cosas y de lo no tan bueno simplemente aprender.

    1. Si interpretáramos siempre los errores como algo de lo que podemos aprender, veríamos que no es tan grave cometer uno. Por tanto, al no tener tanto miedo al error, seguro que cometeríamos menos al sentirnos más libres al tocar ¿no crees?

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