5 ideas que mejoraron mis clases de instrumento

En la era de la tecnología, aprender a tocar un instrumento está al alcance de todo aquel que tenga una conexión a internet. Podemos encontrar tutoriales de prácticamente cualquier instrumento impartidos por gente con mayor o menor nivel e, incluso, podemos asistir a Masterclasses con grandes músicos a través de diferentes plataformas de pago. Sin embargo, encontrar vídeos sobre cómo enseñar es más complicado.

Seguro que alguna vez habéis podido leer en las redes sociales u otros medios, artículos que hablan de las características de un buen profesor: paciencia, empatía, entusiasmo, comunicación… Obviamente todas estas cualidades son aplicables a un profesor de instrumento, pero dada la naturaleza especial de nuestras clases, en las que un profesor- maestro transmite su saber a un alumno -aprendiz (personalmente, me recuerda mucho al sistema de Gremios de la Edad Media), me gustaría compartir con vosotros algunas de las ideas que he ido introduciendo para dar color a mis clases de Flauta.

1. Eliminé la palabra NO y transformé mi vocabulario

Dicen que son más importantes los hechos que las palabras, pero muchas veces hay palabras que, por muy cortas que sean, tienen un efecto devastador en nosotros y nuestra cabeza.

Resulta realmente frustrante preparar una obra y escuchar «MAL» o «NO» nada más empezar y si encima esas palabras se siguen repitiendo, llega un momento en el estás más preocupado por evitar que tu profesor lo siga diciendo que por tocar a gusto.

Decidí que en mis clases esas palabras no tuvieran cabida, ni dichas por mi ni por los alumnos. Para eso, en lugar de emitir juicios («eso está mal»), hago observaciones con un lenguaje en positivo y ofrezco soluciones («puedes mejorar este pasaje si lo trabajas de tal forma»), y pido a los alumnos que busquen siempre algo positivo en ellos y en cómo han tocado la obra.

Puede parecer algo muy obvio, pero todavía escucho cómo a muchos alumnos (sea cual sea su nivel), les dicen que tocan fatal una pieza o que «eso no se hace así».

pensamiento-positivo

2. Dejé tocar al alumno

Es algo evidente que en una clase de instrumento el alumno tiene que tocar, sin embargo, hay veces que esto no ocurre, o sólo un poco. Me explico:

Esta semana has tenido que preparar una obra nueva. Llegas a clase y empiezas a tocarla, pero ya en el segundo compás te paran para corregirte. Corriges ese punto y sigues, pero en el siguiente compás, otra parada. A mi eso me pone nerviosa, ya que no me deja tener una visión global de lo que estoy tocando y hace perder la concentración.

Para evitar ir a trompicones, con su efecto consecuente en la mente del alumno, prefiero dejarle tocar una parte más amplia de la obra o la obra entera si no es muy larga, y ya posteriormente se realizarán las correcciones oportunas, siempre teniendo en cuenta el conjunto de la pieza.

3. Cambié de repertorio

No quiere decir que dejara de tocar el repertorio «oficial» para flauta, pero me animé a preguntar a los alumnos qué obras les gustaría tocar: desde música celta, hasta la banda sonora de Frozen, pasando por El Libro de la Selva. Los alumnos han cambiado completamente su relación con el instrumento y sobre todo, el tiempo de estudio que le dedican.

Antes se limitaban a tocar de arriba a abajo las piezas que proponía el libro de turno, sin prestarle mayor atención, pero ahora que la pieza la han escogido ellos, trabajan siguiendo estrategias para resolver los pasajes más difíciles y poder tocar cuanto antes su pieza favorita a la velocidad establecida.

El repertorio estándar no se puede abandonar, pero dejar que el alumno escoja de vez en cuando sus propias obras, ayuda a que su motivación aumente considerablemente.

4. Rompí la rutina y añadí actividades creativas en cada clase

Generalmente, cada alumno tiene 1 hora de clase de instrumento a la semana ¿Por qué no convertirla en una hora especial? En este principio me basé para decidir a hacer de cada clase algo «nuevo».

Para conseguirlo, lo primero que hice fue cambiar el orden de trabajo. ¡Menudo rollo hacer siempre lo mismo y encima en el mismo orden! Que si primero sonido y escalas, luego estudios y por último obras… Si a ti como profesor te parece aburrido hacer siempre lo mismo, imagínate al alumno.

Los aspectos que se trabajan pueden seguir siendo los mismos, pero modificar el orden o la forma de hacerlo puede añadir un poco de gracia a las clases: trabajar la técnica mediante dúos, añadir la improvisación a nuestro calentamiento, trabajar el sonido con juegos (a mi me gusta el «tenis» o «los mensajes secretos»), terminar con técnicas contemporáneas…

No olvides que si quieres resultados nuevos, no puedes seguir haciendo siempre lo mismo, y si quieres darle un nuevo aire a tus clases, la rutina es tu peor enemiga.

5. Comencé a escribir un blog

¡Quién me iba a decir a mi cuando empecé a escribir este blog que seriáis tantos lectores! Pues sí, este blog tiene su origen en mis ganas de darle un nuevo enfoque a mis clases de flauta y darle a conocer a los alumnos distintos aspectos de la música y de la flauta. Es decir, nació como una continuación de las clases. Si siempre me han gustado las tecnologías, ¿por qué no añadirlas a mis clases?

Tener este blog ha hecho que mis clases se vuelvan más cercanas, puesto que los alumnos, a través de las experiencias que cuento, me pueden ver como alguien más abierto y comunicativo. Su profesora también ha estado en su misma situación, se ha puesto nerviosa en conciertos o ha tenido épocas en las que no tenía ninguna gana de tocar… pero sin el blog no serían capaces de conocer esas historias que pueden serles de ayuda en su carrera musical. En definitiva, ha hecho que nuestra comunicación mejore y el aprendizaje se enriquezca.

creatividad colores

Estas son las 5 ideas que a mi me han servido para hacer de mis clases de Flauta un momento más especial y con un ambiente más positivo. Seguro que tú tienes otras ideas que pueden ayudarnos a seguir mejorando :D. Anímate a compartirlas en un comentario o a través de las redes sociales Twitter y Facebook.

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6 respuestas

  1. Hola Elena!

    Las cuatro primeras me parecen no solamente ideas, sino conceptos clave importantísimos, que todos podríamos aplicar en nuestras clases y mejorarían automáticamente su ambiente, interés, motivación y por supuesto, su efectividad.

    Muchas veces enseñamos como hemos sido enseñados. Especialmente en los superiores suecede que muchas veces se da mucha importancia a los «errores» y en el «así no, así como digo yo mejor». Pero en el fondo, el proceso de aprendizaje no cambia, aunque sí el estrés y los objetivos en cada etapa…

    Enhorabuena por el estupendo artículo.

    Mario.

    1. Das en el clavo cuando dices que la mayoría de las veces enseñamos como hemos sido enseñados. Tenemos que ser muy críticos, y creo que nuestra generación lo está siendo en ese aspecto, y por ello vamos haciendo nuestras clases más amables, creativas, en definitiva, más actualizadas. Eso de «la letra con sangre entra» y «equivocarse es malo», etc tiene los días contados ¿no crees?

      Gracias por compartir tu opinión, Mario.

  2. Hola Elena,
    Excepto la idea del blog dirigido a mis alumnos, creo que lo anterior suelo aplicarlo… con ciertos matices de diferencia:
    El tema de dejar tocar al alumno me parece esencial, al igual que dejar que elijan repertorio. Esta última la tengo como norma en mis clases. En los que se inician, suelo llevar una carpeta enorme con un montón de fotocopias de varios libros, y les doy a elegir una entre muchas que se adapten más o menos a su nivel, además de escuchar posibles preferencias fuera de esas opciones. En los más avanzados, les dejo buscar su propio repertorio fuera de la clase, para tratarlo dentro y elegir el adecuado.
    El respeto a la libertad musical del alumno es algo que ellos ven, y agradecen sumamente, sean niños o adultos, iniciados o entendidos.
    Un saludo

  3. Hola Elena, he terminado recientemente el grado en Pedagogía, y antes de empezar este grado cursé el grado profesional de música como flautista (antes se llamaba grado Medio).

    Casualmente hace unas semanas me pidieron que diera clases a una niña de 9 años que no quería seguir estudiando flauta ya que su profesor no le gustaba.

    Al empezar a prepararme las clases no sabía como iba a hacerlo, pero tenía claro que no se parecería a las clases que yo había recibido a lo largo de mi vida académica.

    Decidí buscar algún artículo en internet de alguien que ya tuviera experiencia y tu blog me ha encantado. Pondré en práctica tus ideas además de, por supuesto, día a día repensar mis clases y crear mis propias técnicas. Enhorabuena

    Un saludo!!!

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